En el mundo de las pequeñas y medianas empresas he visto repetirse la misma escena una y otra vez, y diría que  es uno de los errores más frecuentes, mezclar las finanzas personales con las del negocio.

Si bien es cierto que el dueño de una PyME pone tiempo, dinero, sueños y hasta su propia vida dentro de la empresa y eso está bien, es parte del espíritu emprendedor. El problema aparece cuando los números también se mezclan.

Hay que tener presente que el negocio no es una extensión de la cuenta personal y es necesario separar lo que es comercial de lo que es personal. Para tener una idea, si cada mes vas sumando el servicio de internet, luz, agua de la casa, como gasto de la empresa, y a eso le sumamos los gastos de Netflix, salidas sociales personales, cuotas de la tarjeta de crédito particular y otras cuotas más, que nada tienen que ver con el negocio entonces lo que vas a tener es un resultado financiero mensual poco honesto. 

Y si no tenés claro los números reales de tu negocio no vas a poder tomar decisiones acertadas y hasta podés llegar a pensar que tu negocio no es productivo económicamente.

En tu negocio es vital saber exactamente los números reales que ingresan mes a mes y para eso tenés que pagar únicamente los gastos que son estrictamente necesarios para que la empresa pueda funcionar.

Nicolás Serafini